miércoles, 16 de enero de 2019

UN GITANO MATA. LA COMUNIDAD GITANA NO.

Estos días esta siendo de triste actualidad el asesinato de Laura Luengo. Los medios de comunicación se han frotado las manos y están echando mano de todas las frases  y palabros sobre gitanos que conocen desde que tienen memoria periodística. Palabras como "clan", "reyerta", "patriarca", "justicia gitana" campan a sus anchas por el amarillismo, noticias por otra parte que aunque obvien el hecho de que el asesino es gitano no dejan lugar a dudas incluyendo toda la terminología estereotipada al uso.

Afortunadamente no todas, pero sí las suficientes, hay noticias que se marcan un "Palabra de Gitano" de manual cogiendo este hecho puntual extrapolándolo a toda la comunidad gitana, cogiendo la parte por el todo, dando como cultura gitana acciones criminales que ya estan en el imaginario de la sociedad mayoritaria. Ahora al hecho de robar, vender droga y secuestrar niňos se sumará también el asesinato. También comentar el hecho de que la comunidad periodística se está pasando por el forro la reciente sentencia dictada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre el  derecho al olvido frente a los titulares de la página web.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea declaró en la sentencia Lindqvist -EDJ 2003/112810- que «la conducta que consiste en hacer referencia, en una página web, a datos personales debe considerarse un tratamiento». De esta sentencia se deduce que el editor de páginas web que contienen datos personales es responsable del tratamiento de dichos datos y como editor está sometido a todas las obligaciones que la Directiva impone a los responsables. En este caso se está utilizando nombre, apellidos, procedencia y foto en las noticias difundidas, penalizable en todo caso. Y sé que todo esto es por ser gitano, yo he leído asesinos de mujeres sólo con las iniciales y pixelados.

No me considero representante de toda la comunidad Gitana, pero sí quiero dejar claro desde este espacio que se me brinda la repulsa a cualquier tipo de violencia ejercida contra las mujeres, TODAS  las mujeres, entendiendo la violencia en todo el espectro en el que se materializa, desde las palabras, pasando por palizas, hasta asesinato. Sea quien sea el que lo cometa y contra la persona que lo cometa.

Por otra parte quiero dejar bien claro que en la comunidad gitana somos lo suficientemente maduras como para manifestar nuestra repulsa hacia un asesinato perpetrado por un gitano. No pedimos perdón porque sea gitano, pedimos justicia porque ha matado a una mujer. No somos “víctimas de los integrantes de nuestra comunidad” porque la comunidad gitana es un prisma de personas, personalidades, maneras de vivir y de pensar. Igualito que la comunidad paya. Este concepto revolucionario por ser tan normalizado es algo que no cuaja ni entra en la cabeza del peridismo amarillista en particular ni de la sociedad mayoritaria en general.

El parrafo anterior son noticias que se han vertido a la opinión publica desde el periodismo más casposo, demagogo y antigitano, reforzando así en el imaginario de la social una imagen negativa y deleznable (una vez más) de la comunidad gitana.

Me gustaría abogar por un periodismo con una mirada limpia, sin prejuicios y estrictamente informativo, aunque tratandose de las gitanas y los gitanos inevitablemente siempre van a recurrir a lo que la sociedad tiene en la cabeza, ahí es donde es más necesario un periodismo critico y veraz, que cuente las noticias sin utilizar la carpeta de estereotipos antigitanos que me da que usan en todas las redacciones. Algo utópico de momento, pero como decía Eduardo Galeano:
“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para avanzar.”

La última forma de violencia, que es matar, es deleznable dentro de cualquier comunidad, incluida, seňoras y seňoros, la comunidad gitana.



Imagen: SarayB



APOROFOBIA, RACISMO, MACHISMO Y PRIVILEGIO BLANCO.


Foto del diario Deia

Estoy a favor de la libertad de expresión, siempre. Y el día que nos quiten eso yo me bajo del mundo. Pero una cosa es la libertad de expresión y otra muy distinta vomitar tu odio antigitano, y para más inri, que te lo publiquen.

El diario Deia no es que digamos un referente de buena praxis periodística, y entiendo que no se responsabilizan de las opiniones vertidas por las y los lectores. Pero alguien en maquetación podría pararse a pensar un poco el impacto negativo que esta opinión puede tener con la que está cayendo. O bien alguien de la dirección, o de la redacción, o quien narices se encargue de qué ponen y qué no ponen en el Deia ayer lo vio bien, como una especie de reivindicación antigitana. Igual hasta lo quiso publicar porque hace eco de los pensamientos de los que trabajan en Deia, (no me atrevo a decir que en representación de la linea editorial, porque me asustaria ese pensamiento, pero entra dentro de lo posible) O bien puede responder a los monstruos del que ayer maquetaba el periódico, o del clamor general del racismo antigitano que respiramos desde siempre (unos días más denso, otros dias menos).

Sea como fuere, el firmante Josu Hormaetxea envío su vomito antigitano para publicarlo y se quedó tan ancho. Poco importa por cuánta necesidad estén pasando esas dos mujeres para tener que ir a solicitar ayudas, ayudas que están en todo su derecho a pedir si cumplen los requisitos pertinentes. Poco importa el hecho de que pensara meterse en una conversación ajena sin nadie darle permiso, seguramente para increpar a dos mujeres. También obviaremos el hecho de que el tal Josu estaba en la misma fila delante de ellas, con lo cual también iba a solicitar ayudas. ¿Qué le hace pensar que él es más digno preceptor de las ayudas que el Gobierno Vasco tiene destinadas a personas con necesidad o en riesgo de exclusión que las dos mujeres que tenía detrás? Atendiendo a la educación recibida, ¿quién fue más sinvergüenza, las dos mujeres que hacían cola hablando entre ellas (nadie sabe cuánto hace que no se veían, nadie sabe si ése era el único momento de distensión del día que disfrutaron, nadie sabe qué, nadie sabe…) o el hombre que tenían delante poniendo la antena a toda la conversación que hasta la puede transcribir, juzgándolas, insultándolas y menospreciando a toda una comunidad que es tan vasca como él?

Estimado (es un decir) Josu Hormaetxea, desde tu privilegio de hombre blanco cis capitalista y patriarcal te has erigido en salvaguarda de los fondos monetarios destinados a [inserte aquí el concepto que proceda] confiando en tu sabiduría de persona bien educada, despreciando a dos mujeres y a toda una comunidad, desde la comodidad de tus prejuicios antigitanos y no te das cuenta que tú estabas en la misma fila que las dos mujeres, ergo tú también necesitas ayudas sociales. Si yo hubiese sido mentalmente tan despreciable como tú y fuese una de las dos mujeres gitanas que tenías detrás hubiese pensado que eras un seňoritingo payo blanco que viene a por algo que seguro no necesita.

Desde que el mundo es mundo ha habido ciudadanos de primera, de segunda, y de hasta el ordinal que se te ocurra. Pero fíjate Josu que a mi me parece que tú estas varias escalas por debajo de las dos mujeres gitanas que tenías detrás, porque mientras ellas estaban a lo suyo tú las estabas insultando, juzgando y cuestionando.

Todo desde tu posición de privilegio de hombre payo blanco solicitante de ayudas sociales.

RESILIENCIA EMOCIONAL.

Además de estar metida en mil cosas en las que necesito estar como mujer,como gitana, como reivindicadora de espacios, palabras y acciones y en las que seguiré participando hasta que la vida me dé, actualmente soy voluntaria formal en una ONG de ámbito internacional. Con la conmemoración del 5 de diciembre, Día Internacional de los Voluntarios (Y a pesar de que ese espacio
de voluntariado está totalmente feminizado con todo lo que ello conlleva -precarización, invisibilización…- ni siquiera Naciones Unidas reconoce que todo el peso en este ámbito lo llevamos nosotras, denominándolo “del voluntariO”) se han realizado por todo el estado encuentros de voluntariado en la organización. Acabo de llegar de dos días muy intensos en los que he tenido la oportunidad de encontrarme con personas que dan altruístamente su tiempo libre sin recibir nada a cambio, con discursos muy caňeros, emotivos y motivadores. Pero también me he encontrado con personas cuyo discurso no encaja en los valores que se presuponen para ser voluntaria en una entidad sin ánimo de lucro. Y digo presuponen porque a la hora de la verdad cada una es de su casa y su pensamiento transcurre según sus procesos vitales. En realidad esto está bien, ya que si todas estuviesemos en el mismo punto no tendríamos la ocasión de aprender unas de otras, ni ejercer resistencia para el cambio y, además, el mundo sería muy aburrido.

Algo de lo que me he dado cuenta, y es lo que me gustaría transmitir aquí, es que todas las personas racializadas hemos de desarrollar resiliencia emocional cuando creemos estar en espacios seguros, sin ser luego nada de eso. Conocer y reconocer el propio valor que tengo como mujer gitana, mujer negra, mujer musulmana, mujer magrebí, mujer amazigh… me va a permitir contestar adecuadamente a quien cuestione todo mi saber y mi sentir desde su privilegio blanco. O, como he aprendido a lo largo del tiempo, desde la supuesta posición de privilegio con respecto a mi de otra persona racializada, y esto me da miedo, porque lo he reconocido como peligroso.

No pretendo dar lecciones sobre moralidad al uso, considero que ésta también es una construcción social desde un etnocentrismo blanco, pero sí quiero dejar constancia del hecho de que si las gitanas, las negras, las musulmanas, las marroquíes, las amazigh, las bolleras, las trans, las diferentes estamos en estos espacios no es que tú, persona blanca heteronormativa me estés “cediendo el lugar”: esos espacios también son míos, y reivindico mi derecho y mi deber de estar ahí.

Porque la construcción de mi resiliencia emocional sí parte de mis vivencias personales, que son las que me mueven para combatir la violencia antigitana en particular y racista en general, de ahí que considero necesario moverme en espacios no únicamente gitanos, que ejerzo mi resistencia desde cualquier espacio donde las prácticas racistas necesitan una respuesta racial como contrapunto.

Porque hechos como el ocurrido a Antoinette T. Soler, directora y fundadora de Afroféminas en Huelva no son puntuales y aislados, y es necesario tejer esa red de mujeres que traspase cualquier color para desmontar el racismo que nos atraviesa a todas.

Porque desde hoy el monstruo de la derecha fascista que ha despertado en el sur ha de hacer que nos levantemos en armas para combatirlo, y no atomizadamente cada una desde su compartimento estanco, sino desde una red de mujeres racializadas y unánimes.

Personas racistas, clasistas, xenófobas son como un virus de VIH en un período ventana: una alta carga viral que el sistema immunólogico de esta sociedad va a tener que atacar desde todos los frentes, con resistencias específicas en cada fase de la enfermedad, y ahí es donde entramos las retrovirales: nosotras, hermanas con anticuerpos antiracistas en la sangre, esa sangre que es la que nos mueve desde las entraňas, que independientemente de lo que diga la antropología (blanca) es una de las medidas más fiables que conozco.

No digas pobres gitanas, pobres negras, pobres migrantes, personas racializadas y diferentes. Pobres de vosotras, personas blancas cis heteronormativas que intentáis dejar fuera una parte importante de la sociedad, que es la que con la rabia bien canalizada hacia la lucha contra la injusticia social va a determinar si el cuerpo social sólo padece una enfermedad crónica cuyo impacto se puede reducir aplicando la correcta dosis de medicación, o si por el contrario va directo la más espantosa muerte anunciada y predecible: muerte por Intolerancia a quien es diferente y tiene el valor para luchar por ello.

Imagen: SarayB

“No creo que tu capacidad de lucha tenga que ver 
con lo grande que seas. Tiene que ver 
con la rabia que hay en ti.”
(Amy Whinehouse) .

AVANCE HACIA 1939

Trump en EEUU. Bolsonaro en Brasil. Le Pen en Francia. Salvini en Italia. Pero aquí hemos esperado cual inocentes corderitos a que un partido llegara a tener escaňos en una comunidad para darnos cuenta de que el fascismo avanza.

Supongo que a estas alturas ya no nos queda ninguna duda de que el fascismo está creciendo exponencialmente, que no es un fantasma que resucita; la extrema derecha nunca ha estado muerta y han existido suficientes ejemplos para que nos demos cuenta. Lo de Andalucía ha sido un "lo estamos viendo, pero ahora nos echamos las manos a la cabeza."

No se trata de que a partir de ahora (independientemente de que haya coalición o no) debamos agruparnos, ser más feministas y ser más antirracistas que antes. Eso hay que llevarlo de serie o no cuenta. Si sólo eres cuando ocurre, también dejarás de serlo cuando se calmen las aguas. No amiguitas mías, o somos o no somos. La lucha popular ha de estar siempre articulada, porque cierto es que no hemos tenido otro Hitler (Aunque Hitler no empezó de la noche a la maňana a matar. Empezó con mítines políticos hablando de la patria, de la superioridad de la raza, del rechazo a minorías y de recuperar la grandeza alemana tras la I Guerra Mundial. Y los alemanes le votaron.) Tampoco ha habido otro Auschwitz, ni otro Holocausto de grandes proporciones que nos hagan ser "más humanitarios de repente, porque es una tragedia."

Pero día sí y dia tambien a las mujeres nos maltratan y nos asesinan, a las negras nos discriminan, a las trabajadoras nos rebajan, a las inmigrantes nos quitan derechos , a las gitanas nos invisibilizan... y un largo etcétera de violaciones sistemáticas a los derechos fundamentales de las personas y al articulo 14 de la seňora Consti, esa que dice que todas somos iguales ante la ley.

Es triste que el fascismo avance así, pero lo más triste es que o sabemos articular lo que somos y lo que tenemos o no habrá  dique de contención para esta marea de odios.


Imagen: SarayB